Especialistas de distintos modelos de formación brindan sus testimonios

Una cámara y la firme intención de conocer experiencias alternativas al sistema convencional de educación bastaron para que Germán Goin Campos realice una película financiada con el aporte de 704 personas e instituciones de distintos países.

Comenzó en 2009 con entrevistas a investigadores que participaban de un congreso sobre Holística en Córdoba. Y luego viajó a Ecuador, Chile, Uruguay, Colombia y España, donde conversó con docentes y seguidores de otras corrientes que proponen modelos de «escuela libre o democrática». También habló con representantes de los modelos Montessori, Waldorf, Cooperativa Educacional Olga Cossettini y de logosofía, entre otros.

Con la participación de Verónica Guzzo, en la producción, y de Franco Iacomella y Cintia Paz, en la asistencia de plataformas colaborativas, Doin Campos cumplió su sueño. Según contaron Guzzo y Doin Campos, La educación prohibida se estrenó la semana pasada en 119 ciudades de 13 países.

Se trata de una película de dos horas y media que propone una revisión histórica del origen del sistema escolar vigente, desde una mirada crítica y la descripción de algunas experiencias diferentes según las presentan sus docentes o directivos.

Aportes teóricos de investigadores son intercalados con escenas de animación y el desarrollo de una breve historia filmada en Buenos Aires con actores adolescentes a los que se sumó Gastón Pauls y Alejandra Figueroa, entre otros adultos.

Las primeras diez entrevistas, armadas en un audiovisual de tres minutos, fueron subidas a YouTube en febrero de 2010.

A fin de año, sumó un segundo avance que alcanzó medio millón de visitas. En tanto, en Facebook crecían los seguidores. Hoy tiene cerca de 45.000. «Entre ellos, están los 704 que nos ayudaron con dinero para la producción», dijo Doin Campos. Informó que la película costó unos US$ 50.000; el 75% se cubrió con aportes de personas o instituciones por medio del sistema de financiación colectiva ( crowdfunding ). El 25% restante provino de una fundación empresarial de Perú cuyo nombre prefirió mantener en reserva.

Con la intención de plantear el debate sobre un nuevo paradigma educativo, los realizadores promueven que la película se descargue y proyecte sin fines de lucro.