Lic. Zino Stella Maris – Lic. De Vita Stella Maris
Este artículo fue presentado en la 12º jornada de psicopatología y salud mental. “Los nombres del síntoma. Clasificación- Diagnóstico”
5,6,7 de diciembre del 2011, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Secretaria de salud. Hospital Gral. de Agudos “Dr. T. Alvarez”. División Salud Mental
Cuando un joven se confronta con la elección vocacional – laboral, se enfrenta a un
proyecto de futuro, como parte de un proyecto de vida; a un dilema que lo interpela.
Es él, ante un mundo que lo espera. Un mundo que hoy, le brinda múltiples ofertas, y que le exige respuestas desde la inmediatez.
En la actualidad los jóvenes, se encuentran en un contexto social y cultural con paradigmas en el cual toda toma de decisiones se realiza en un presente, intentando que la misma, en muchas ocasiones rompa con el pasado. No se vivencia una idea de continuidad histórica, todo debe aparecer instantáneamente, nuevo y funcional. Así mismo, frente a esta ruptura, también se presenta una significativa ausencia de sentido y de proyectos a largo plazo; apareciendo la incertidumbre, la idea de que nada es “estable”, y que todo se juega en el presente. Tedesco ha señalado que este “eterno presente… contradice la posibilidad de pensar un futuro”… Como efecto de esta realidad, la elección del joven, lo convoca a decidir rápidamente sin una búsqueda a la pregunta por el deseo. La elección se dirige hacia una decisión definitiva. ¿ Las elecciones son definitivas?. Lo definitivo se asocia a cierto conocimiento único, caminos o tránsitos en los recorridos de estudio y trabajo. Se espera entonces que la orientación vocacional y laboral se posicione desde un lugar que ofrezca un espacio reflexivo, crítico ante la situación de elección, ante la conflictiva de su deseo y los mandatos sociales, familiares. Recordemos, que la elección está sobredeterminada por la estructura del inconsciente Freud dirá «Creo en el azar exterior (real), pero no en el azar interior (psíquico). Y la estructura social. Ésta no es una mera escenografía, atraviesa, está presente en las elecciones, decisiones, lectura de la realidad. Sostenemos que el orientador acompaña al sujeto que es interpelado en su posición subjetiva, reviviendo marcas de su historia personal, en la cual el Otro le ha asignado un lugar, que lo determina, y que él mismo ha asumido como propio. Es sobre ello que tendrá que trabajar, acompañando al sujeto hacia el reconocimiento del lugar que le asignaron los otros, adueñándose de su deseo, en el intento de diferenciarlo del deseo del Otro. Alicia Cibeira destaca este proceso como “la construcción de un lugar propio como sujeto “ser”,… teniendo relación directa con la posibilidad de “pensar”, de pensarse,…-“como síntesis de lo personal y de lo social, esencial a la posibilidad de tomar decisiones, en lo referente a la elaboración de un proyecto de vida”.[2]
A la consulta llegan jóvenes, que no siempre son traídos por sus padres, pero aún así traen sus historias, sus mandatos, sus deseos…. Estos siempre se imponen a un requerimiento, Por lo que al joven le cuesta reconocer el origen de los mismos. Estos mandatos aparecen claros o confusos. Y cuando se enfrenta a una propuesta, hay libertad de aceptarla, modificarla o rechazarla. Se abren caminos y opciones”.[3] Como dice la Dra. Veinsten, -“…conocer las expectativas de los demás, no condiciona, solamente propone”.[4] A modo de ejemplo desarrollaremos una viñeta clínica en que una joven solicita orientación frente a la elección de una carrera en tanto cursa 5° año de secundario. Mara de 17 años se acerca al espacio de orientación por demanda espontánea. Transitó varias experiencias previas por diversos procesos de orientación vocacional, tanto en la escuela como en lugares privados; sin embargo los mismos no fueron de su satisfacción, justificando que: “siempre aparece en las “técnicas” una orientación hacia lo artístico”, proponiendo las carreras tradicionales universitarias como elecciones posibles Mara afirma: -“… mi problema es que no sé que elegir porque una carrera universitaria voy a continuar, pero también me gusta mucho la comedia musical a la que dedico formación desde pequeña…”. Nos preguntamos por lo pronto: ¿Cuál ha de ser el lugar de las técnicas y recursos para que propicien un encuentro entre aprendizaje, subjetividad y conocimiento del propio sujeto que consulta articulándolo con su deseo, con la construcción de su deseo? Creemos que las técnicas o recursos son seleccionados y pensados según los distintos momentos por los que se transita, en función de la escucha del orientado de sus preguntas, confusiones. Estos recursos no persiguen un fin en si mismo, son meros disparadores. Rascovan cita… “Creemos que es útil recordar que la herramienta fundamental del profesional es la palabra. Con ella, el orientador esclarece, informa, interroga, señala, confronta, interpreta, y sugiere…” Nos remitimos a Bohoslavsky al afirmar que las técnicas son “… una modalidad actuarial entendida por el estudio y medición de aptitudes e intereses que llevan a situar el mejor hombre en el lugar correcto”… ¿Cuál es el lugar correcto para Mara? Pensemos en la composición familiar, Mara habla acerca de la ocupación de los mismos, puede desplegar un desarrollo mayor respecto a los familiares maternos y sus ocupaciones. Presenta a su madre como psicóloga, y a su padre como contador. Sus tres hermanos mayores son también profesionales; entre las carreras ejercidas encontramos ciencias económicas, psicología y psicopedagogía. Con respecto a la familia extensa materna aparecen profesiones con carreras altamente calificadas en el imaginario social; sin embargo, con respecto a la rama paterna apenas menciona ocupación ya que no son profesionales y habla de no tener mucha relación con ellos. Retomemos cual es el lugar correcto para esta familia. Mara se encuentra ubicada en un momento de la consulta en que la palabra no puede ser la expresión de un deseo claro; es confusa, y ajena. Se dice en función de un Otro. En función de lo correcto para esta familia Se presentan distintos dilemas en la elección de su carrera. Dilema que se le presenta al no saber que elegir. -“Me gusta, psicología, nutrición, estas son “oficiales”. “… por las que nunca optaría sería, por exactas, ni medicina,… porque ya vi a un familiar en estas carreras y no me gusta”- Transcurridas algunas entrevistas pone de manifiesto parte de su deseo “más allá de la elección de carrera, me veo estudiando comedia musical o algo relacionado con el arte y eso me hace feliz” – Los dilemas que se presentan son: carreras tradicionales, universitaria reconocidas socialmente, prestigiosas, vs carreras cuyas representaciones aparecen desvalorizadas en el discurso familiar. Otro de ellos: escucharse o responder al mandato familiar, al decir de Mara…-“yo alguna carrera voy a seguir pero comedia musical también me gusta…”- Para ilustrar estos atravesamientos sociales y culturales, podemos recurrir a una historieta: Otro dilema que se le presenta es: ser famosa, exitosa vs ser mediocre. Los encuentros dan lugar a indagar sobre su concepción de carrera, y como ubica la actividad artística como tal. Mara da cuenta que lo artístico, no constituye el mismo nivel de expectativas para la formación profesional que una “carrera universitaria”, asegurando que el sostenimiento de ambas actividades, le será dificultoso. De esta manera manifiesta su angustia ante la dificultad de sostener ambas propuestas. Esto es lo que aparece desde lo manifiesto. La intervención apuntaría a develar que esta angustia se vincula con la necesidad de elegir que implica una renuncia. Parafraseando a María Ester Jozami: –“el orientador vocacional, desde una escucha clínica, posibilita que el problema de la elección vocacional, interrogue al sujeto y pueda encontrar algún punto de verdad sobre su deseo”. El sujeto en cada situación de elección, se enfrenta al proceso de construcción y reconstrucción de sus procesos identificatorios. Así se reconoce a si mismo, en una continuidad a través del tiempo, requiriendo de los otros para constituirse como sujeto autónomo. De esta forma se logra la identidad como un concepto que remite no solo “a quien soy yo”, sino a “quien soy yo para los otros”. Mara juega con un ideal futuro que le es proporcionado por la seguridad de una carrera universitaria:-“en el futuro me vería, no sé si famosa, pero sí exitosa en lo que hago, no “mediocre” dando lo mejor de mí”. Recordamos una frase de Albert Einstein que expresaba “La alegría de mirar y comprender, es el don mas hermoso de la naturaleza”, mirar requiere cierta lentitud, pausa, atención. Comprender requiere tiempo, paciencia y capacidad de espera. Ambas acciones se tornan incompatibles con la velocidad y la ansiedad de éxito que se presenta en este mundo; y aún más con la concepción de carrera tal como la tenemos incorporadas. Mirar y comprender acompañaría la construcción de descubrir y construir el camino para lograr una vocación. La carrera se corre. El camino se transita.[5] Retomando el proceso de orientación vocacional desde una intervención clínica, es apropiado poner el acento en la identificación como parte de las elecciones vocacionales y ocupacionales “proceso por el cual el sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo del otro y se transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste”[6](Laplanche y Pontalis). Esto lo constituye subjetivamente, Marina Muller diría al respecto “es una apropiación e incorporación según el modelo parental en lazos afectivos primarios con los objetos de amor”[7] De este modo, Mara se identifica con figuras familiares que llevaron adelante sus proyectos desafiando los decires instituidos: – “mi bisabuela me gustaba porque a ella no le importaba lo que decían los otros”. Esto nos retrotrae a lo ya mencionado sobre el bagaje con el que concurre la joven a consulta, trayendo su propia historia, para poder desplegarla, situación que es difícil de ser confrontada en el grupo familiar por los lazos que la unen a ésta. Este es un espacio privilegiado para ser escuchado de un modo diferente con relación a otros espacios en los que circula cotidianamente.+ Sin embargo esto a Mara la interpela frente a su posición en el futuro, dando cuenta de un reposicionamiento ante su situación de elección “que el problema de la elección vocacional, interrogue al sujeto y pueda encontrar algún punto de verdad sobre su deseo” En el transcurso del proceso de orientación se solicita una propuesta donde Mara debía seleccionar imágenes de su visión acerca del desempeño de una ocupación en el futuro y armar un colagge ubicándolas en orden según su parecer, En un primer momento comenta su indecisión, no sabe por cuál comenzar, se le propone entonces ordenarlas prioritariamente comenzando por las imágenes menos representativas hacia las más representativas En la selección de imágenes, se asombra de cómo logra ordenarlas privilegiando aquellas que presentan connotaciones artísticas en oposición a aquellas que tienen que ver con profesiones reconocidas según su imaginario. Es notable la selección realizada observando: pasarelas y escenarios, culminando con una gran imagen de bailarines en un momento cúlmine de una obra musical. A partir de ésta instancia se dedica en los siguientes encuentros a dilucidar entre distintas carreras “Ya estoy medianamente decidida entre dos carreras universitarias Nutrición y… psicología pero creo inclinarme más por nutrición”. Se acerca a la facultad de medicina para informarse de la modalidad. De todas maneras sigue mostrando su fuerte veta artística cuando dice “igualmente voy a seguir con mis clases de comedia musical” sin embargo no ubica este deseo como una elección como proyecto de estudio y trabajo. Ya finalizando el trabajo de orientación persiste aún esta disociación entre una aquello que le da un lugar en su familia, una carrera universitaria, y aquello que le da un lugar en el que podría reconocerse y sentirse identificada en un hacer que responda a un proyecto propio relacionado a lo artístico. Si bien responde sosteniendo la disociación frente a la encrucijada, a los dilemas también se abre un espacio para la duda Destacamos los procesos identificatorios que se fueron abriendo a lo largo de los encuentros, exponiendo un juego paradojal en la elección de la joven entre el deseo y los mandatos familiares La joven transita un período de reposicionamiento donde se explora, luchando por trascender lo familiar, conocido, seguro El camino para construir los proyectos vocacionales –ocupacionales se entrelazan desde estas exploraciones vitales Es así que desde nuestro quehacer, desde nuestra posición, el orientador no aconseja, no marca caminos, aunque se denomina orientación vocacional porque está denominación es un significante cultural La posición del orientador es la de ubicarse en un espacio dado como sujetos de supuesto saber. Al decir de María Esther Jozami “soportando sostener ese lugar “sin identificarse a el, será necesario soportar que un proceso de orientación vocacional no es terminal que no cierra con respuestas finales y que se abren interrogantes donde algo se quiebra entonces desde allí el sujeto adolescente realiza su propia construcción…” construcción porque se abre la posibilidad de interrogarse acerca de su propio deseo en relación a su elección
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