El Encuentro de Estudiantes 2010, organizado por Unicef y las áreas de Educación de las provincias de Buenos Aires y de Tucumán, reunió a medio millar de chicos para escuchar sus propuestas. Compromiso de las autoridades para ponerlas en práctica. Diario Página 12 – 22/11/2010
Esfuerzo, compromiso, futuro. Las palabras se replicaban entre las voces de los 500 adolescentes bonaerenses y tucumanos que debatieron por una mejor escuela secundaria, durante el Encuentro de Estudiantes 2010, que finalizó la última semana, en San Pedro de Colalao, en Tucumán. Entre sus propuestas figuraron la creación de espacios de debates entre alumnos, la promoción de la intervención de psicopedagogos, incentivar el pensamiento crítico, la implementación de comedores comunitarios escolares para todos los niveles con una dieta rica en nutrientes, y que el nivel académico sea igualitario entre instituciones privadas y públicas. Sus ideas serán utilizadas por las carteras educativas de ambas provincias para proyectar nuevas políticas. La palabra de los jóvenes fue el centro de atención y su participación, la esencia en la construcción de una mejor educación.
“No desperdiciemos la oportunidad”, se escuchaba decir a los jóvenes. Desde temprano, comenzaron los debates en cada sede del evento organizado por los ministerios de Educación de Tucumán y Buenos Aires, y Unicef Argentina. En grupos de trabajo, alrededor de mesas, contaban sus inquietudes a partir de los ejes de juventud e inclusión, trabajo, tecnología y salud. En las charlas, los estudiantes pidieron que “el colegio sea más participativo” y que sus ideas sean escuchadas por los adultos. “La escuela debe ser inclusiva, donde se acepte la diversidad. Es muy importante que todos estén incluidos en el sistema. Queremos una educación igualitaria y de calidad”, contó Luciana, de 17 años. También remarcaron la “falta de interés” de algunos docentes y estudiantes por la escuela: “Los profesores deberían ser más didácticos”, aseguraron. En rondas en el pasto, idearon una escuela capacitada para trabajar con estudiantes con necesidades educativas especiales: infraestructura adecuada, capacitación a docentes, talleres, charlas y acompañamiento pedagógico. Sus inquietudes fueron transformadas en propuestas.
A pocas cuadras de allí, en otra sede del evento, los chicos armaron frases en afiches de colores sobre el trabajo y la juventud. “La educación es la base. Sin estudio, no tendremos un buen trabajo”, afirmaban desde un grupo. Y desde otro rincón del salón, alguien se animó a disentir: “Pero tampoco es tan así”. En ese eje de discusión, los estudiantes detectaron como problemáticas “la ley del menor esfuerzo”, la “falta de motivación”, la “deserción laboral y estudiantil”, entre otros.
Algo que decía uno provocaba la intriga en el grupo y allí nacía una pregunta. En ese proceso, se reconocían vivencias y se elaboraban nuevos relatos. “¿Por qué primero los chicos? Sería buenísimo que vaya también a los padres”, dijo una chica acerca de la educación sexual y el porqué “llega vacía”. “La información queda en el aire. Lo bueno sería capacitar a los padres para que se pase a los hijos, como se hace con los docentes”, contó Abigail, de 16 años. Frente a ella, habla Eduardo: “Si tuviéramos educación sexual desde el primer año de secundaria, cambiarían muchas cosas. Se habla de enfermedades de transmisión sexual en el último año. Necesitamos esa herramienta antes”.
Durante tres días, los roles tradicionales del aula mutaron y la distancia entre docentes y estudiantes se desdibujaron. En tecnología, los jóvenes propusieron capacitar a los docentes y concientizar sobre beneficios y riesgos de Internet. También enfatizaron el uso de las nuevas tecnologías como complemento de los métodos tradicionales. “No queremos que con las netbooks se reemplacen los libros o se deje de escribir a mano”, aclaró una joven. Elena Duro, especialista de Educación de Unicef, remarcó la “seriedad y responsabilidad” de las propuestas de los chicos. “Está el compromiso de hacer que se cumplan”, dijo.
El encuentro habilitó la palabra de los estudiantes. “La transformación de la escuela secundaria tiene que generarse desde adentro y una voz importante, entre sus actores, es la de los estudiantes”, aseguró Silvia Núñez, directora de Educación Secundaria de Tucumán. El siguiente paso es responder a las expectativas de los jóvenes: “Entregarán agendas de trabajo a los Ministerios para que sirva de insumo para la toma de decisiones”, adelantó Claudia Bracchi, su par bonaerense. Los jóvenes escribieron deseos para la secundaria en el bicentenario de la independencia. Junto con las conclusiones, en cofres sellados, fueron entregados a las carteras educativas y Unicef. En 2016, se abrirán para evaluar los cambios.
La participación juvenil fue transversal a los talleres. Y allí se manifestó la necesidad de hacer política. “Es una herramienta para la transformación de la realidad. El cambio de un país se hace todos los días”, aseguró Jazmín, de la localidad bonaerense de Lanús, durante el plenario de cierre del encuentro. Allí, se escucharon las conclusiones de cada taller y se asumió el compromiso por el cambio. “De acá, sale una revolución”, dijo otra joven, al descubrir que no estaba sola en el camino de construcción de una secundaria más inclusiva y de calidad.
Informe: Soledad Arréguez Manozzo.