Entrevista a François Ansermet y Pierre Magistretti, autores de libro: “A cada cual su cerebro – Plasticidad neuronal e inconsciente” – Katz editores (2006)

Escrito por Laura Lueiro


“La plasticidad permite demostrar que, a través de una suma de experiencias vividas, cada individuo se revela único e imprevisible, más allá de las determinaciones que implica su bagaje genético. Así pues, las leyes universales definidas por la neurobiología conducen inevitablemente a la produción de lo único. La cuestión del sujeto, como excepción a lo universal, se ha vuelto desde entonces tan central para las neurociencias como lo era ya para el psicoanálisis”.

F. Ansermet y P. Magistretti en “A cada cual su cerebro”.

 

François Ansermet es Psicoanalista, Profesor de psiquiatría del niño y del adolescente en la Facultad de Biología y Medicina de la Universidad de Lausana (Suiza). Se ha especializado en medicina perinatal, particularmente en situaciones de stress y traumatismos precoces.

Pierre Magistretti es Doctor en biología y neurobiólogo. Realizó significativas contribuciones sobre el metabolismo de la energía cerebral y descubrió varios mecanismos celulares y moleculares que explican la relación entre la actividad neuronal y el consumo de energía por el cerebro. Fue presidente de la Asociación Europea de Neurociencias.

¿Cómo es que cada uno llegó a interesarse por la relación entre psicoanálisis y neurociencias?

Pierre Magistretti: Creo que cada uno de nosotros está interesado desde hace mucho tiempo por aspectos que están fuera de su propia especialidad. En cuanto a mí, yo estaba interesado en los aspectos psíquicos de la mente desde que era adolescente y por eso estudié medicina y me convertí en psiquiatra. Al finalizar mis estudios de medicina y antes de estudiar psiquiatría, pensé que debía estudiar cómo trabaja el cerebro. Yo estaba realmente convencido que la mente viene del cerebro y por eso obtuve un PhD

[1] en Neurociencias en Estados Unidos y a partir de allí continué en las neurociencias… Pero siempre mantuve el interés por otros aspectos relacionados con la mente. Me analicé y encontré que era una experiencia enriquecedora y muy fascinante, que yo experimenté como paciente y también como neurocientífico, tratando de entender desde el punto de vista neurobiológico qué estaba ocurriendo en mi análisis. Y así fue como encontré esa conexión. Con François (Ansermet) nos encontramos diez años atrás. Estábamos en la misma facultad de medicina. En ese momento, él era Profesor de Psiquiatría y yo de Fisiología. Estábamos leyendo, junto con otra gente, el “Proyecto[2]” de Freud. Me sentí fascinado por la modernidad del “Proyecto” y con la sorprendente intuición de Freud en términos de neurociencias.

François Ansermet: Yo quería ser neurólogo. Estaba en Paris en los setenta estudiando el estructuralismo: Roland Barthes, Foucault, Lacan, Levi Strauss. En ese momento yo cambié mi orientación de neurología y biología de la mente al psicoanálisis y la psiquiatría. Estaba en el terreno de la medicina y decidí pasar al terreno del psicoanálisis a través de mi propio análisis. Como psicoanalista y como psiquiatra estoy trabajando en el Hospital Pediátrico en Lausana, específicamente en psiquiatría perinatal. Comencé a trabajar con niños de nacimiento prematuro, con las dificultades del desarrollo temprano en situaciones traumáticas de nacimientos de pre-término. Fue entonces que escuché una conferencia de Pierre Magistretti en el Departamento de Psiquiatría sobre plasticidad, es decir, el hecho de que la experiencia deja una huella en la red neurológica. Fue muy interesante porque la cuestión en psiquiatría infantil y en psicoanálisis, es qué está inscripto y cuál es el efecto de esta inscripción en el desarrollo del niño. Para nosotros, la plasticidad es el nuevo paradigma para hacer puentes entre las brechas de la psiquiatría y el psicoanálisis. Otra cuestión fue delimitar qué es una “experiencia”. Esa fue una de las primeras discusiones con Pierre. ¿La experiencia necesita una huella en la red neuronal?, porque se trata no sólo de la experiencia externa sino también de la experiencia interna que promueve pulsiones, energía de la materia viviente. Allí, la cuestión es la pregunta por ¿qué es una “huella”?. La huella es una mezcla entre materia viviente y lenguaje, entre materia viviente y la dimensión del sujeto. Para mí, como psicoanalista que trabaja con niños, la pregunta más importante es por la relación entre la primera huella y la emergencia del sujeto. Releyendo el “Proyecto” de Freud, me sentí sorprendido cuando lo escuché a Pierre Magistretti en el seminario hablando sobre él, como si los psicoanalistas estuvieran leyendo el último número de Nature o de Science, y no sólo leyéndolo, sino integrando nuevos datos de las ciencias y de la biología, en el campo de sus reflexiones. Pierre nos explicó que las ideas de Freud en el “Proyecto” tenían absoluta vigencia en relación a las actuales descripciones de las neuronas y la sinapsis. La idea de la la discontinuidad de la red neuronal es central en la construcción de Freud.

Uds. proponen que el sujeto en su singularidad, constituye un punto de encuentro entre neurociencias y psicoanálisis. Ahora, el concepto psicoanalítico de sujeto entendido como sujeto del inconsciente, dividido, puro efecto de la articulación significante y lo que en ella se pierde; parece estar muy lejos del sujeto de la ciencia que puede equipararse a “individuo” o “ser viviente”. ¿A qué concepto de sujeto se refieren cuando proponen ese punto de encuentro?

F. Ansermet: Para nosotros el punto irreductible de encuentro entre neurociencias y psicoanálisis, es la cuestión de la singularidad, de lo único o sea, el sujeto. Para mí, como psicoanalista Lacaniano, el sujeto es el sujeto dividido. El sujeto es creado desde la discontinuidad, concepto central de nuestro trabajo. La experiencia deja una huella en la red neuronal. Esa huella produce un estímulo para el cerebro que también puede asociarse con otras huellas. La inscripción y la re-inscripción de huellas y la asociación entre huellas producen la separación progresiva entre la huella original y la experiencia original. Es central en nuestro trabajo la idea de que la inscripción de la experiencia se separa de la experiencia creando una brecha, una discontinuidad, y el sujeto y el inconsciente son producto de la discontinuidad.

P. Magistretti: En otras palabras, el campo común entre neurociencias y psicoanálisis, es tratar de entender los mecanismos de la emergencia de la individualidad. Los mecanismos de la plasticidad que actúan sobre el bagaje genético y sobre la inscripción de las experiencias vividas, harán a ese individuo único. La plasticidad modifica permanentemente lo que el individuo es y lo que hace en el interjuego permanente con su ambiente porque los eventos de la vida son únicos por definición. Yo estoy aquí en este momento, no estoy en otro lado, o sea que la experiencia que tengo ahora es única. De estas experiencias, y del hecho que las experiencias modifican el cerebro, resulta un individuo único porque este individuo ha vivido experiencias únicas.

En cuanto al concepto de discontinuidad nosotros decimos que es absolutamente fundamental, porque si ud. dice que “la experiencia deja una huella”, puede entenderse como un fenómeno muy determinista. Algo así como que a medida que Ud. experimenta, queda enterrado para siempre en su propia red neuronal. Ahora sabemos que no es éste el caso, porque el mecanismo de la plasticidad también implica que las huellas son re-asociadas y de a poco esta reasociaciones generan una nueva serie de huellas, que a su vez se re-asocian produciendo una realidad interna que no es fotocopia de lo que fue la experiencia primera. Poco a poco se abre una brecha entre la experiencia inicial y lo que es elaborado internamente. Por supuesto que esto se produce hasta un punto. De hecho, todos aprendemos historia, matemáticas, o sea que hay una cierta correlación entre experiencia e inscripción. Pero mediante los mecanismos de reasociación se crea una discontinuidad y la singularidad del sujeto viene de esta discontinuidad.

 

¿Cuáles creen que serán los efectos de la interacción entre neurociencias y psicoanálisis en el campo de la clínica?

F. Ansermet: Es una pregunta difícil y muy importante porque es la pregunta por la huella. Ud. puede ver la huella como un puente entre la experiencia y la inscripción de la experiencia. En nuestro libro, nosotros planteamos la huella como la paradoja de la discontinuidad. Cuando Ud. reactiva un recuerdo, produce una “distracción” en la huella porque la huella se vuelve lábil y puede más fácilmente asociarse con otras huellas. La idea de re-consolidación, de re-asociación de huellas, la idea de la paradoja de la plasticidad introduce la idea de movimiento. Cuando Ud. está hablando, cuando está pensando, cuando está recordando, Ud. crea una apertura, se abre a una nueva asociación de cambios. La re-consolidación es realmente el mecanismo central de la plasticidad. Como psicoanalista, pienso que es la base biológica de los efectos del lenguaje, del discurso, sobre el cambio humano. Entonces, por una parte, las neurociencias dan razones de la cuestión de la discontinuidad, del cambio permanente del cerebro. El mismo cerebro está siempre cambiando, nunca usamos dos veces el mismo cerebro. El paradigma de las neurociencias nos introduce a los psicoanalistas en el campo del cambio permanente. En todo caso, para ellas la pregunta es la inversa: ¿Cuál es la razón de la identidad diacrónica si el cerebro está siempre cambiando? Es una nueva visión sobre la cuestión del determinismo.

Los psicoanalistas tradicionales están demasiado metidos en el paradigma de la causalidad, de la continuidad entre la causa y el efecto. Ahora, todas estas cuestiones paradojales ligadas a que la plasticidad es discontinuidad, generan una crítica al paradigma determinista y todo lo mencionado (discontinuidad, nuevas asociaciones de huellas, re-consolidación) son aperturas a nuevas perspectivas sobre la cura psicoanalítica. El discurso puede liberar al sujeto de sus determinaciones. Por eso nuestro libro traducido al inglés y que se publicará en Octubre en Nueva York tiene un título distinto que en español o en francés, se llama: “Biología de la Libertad”. Creo que es algo nuevo en la relación entre psicoanálisis y neurociencias, hay entre los psicoanalistas una apertura a la idea de la libertad del sujeto. Esto es importante para nosotros porque los psicoanalistas, en general, están muy tomados por la idea de la causalidad lineal. Los lacanianos son más abiertos a la idea del corte, de la escansión, de implementar el acto del analista para producir un corte en la eterna repetición de las mismas cosas.

P. Magistretti: El tema de la re-consolidación es muy importante y quizás requiere de un poco más de explicación. La idea es que el acto de recordar las huellas, las consolida. Por eso uno puede repetir una poesía de memoria. La lee y la repite hasta que consolida las huellas. Pero lo que ha surgido en años recientes es que cuando la huella es reactivada, es recordada, se vuelve lábil. Por un lado se consolida más, pero también tiene más probabilidades de asociarse con otras huellas, y por qué no? … incluso hasta desaparecer. O sea que recordar, reactivar la huella, es una forma de ver que la huella es labil y móvil y eso es lo que parece producirse en el marco psicoanalítico. Cuando se reactivan asociaciones, huellas, eventos, o procesos inconscientes, se vuelven lábiles y pueden encontrar otro destino diferente al de la repetición. Ahí es cuando se puede cortar o re-orientar el destino de la reactivación. Por eso la re-consolidación – que es biológica – es muy importante para la práctica. Ahora, en forma más especulativa, uno podría imaginarse que agentes farmacológicos podrían hacer más lábiles a las huellas para hacerlas más aptas para la cura analítica. Pero esto es pura especulación.

F. Ansermet: De hecho éste es un nuevo campo de investigación tanto para el psicoanálisis como para las neurociencias: reasociación, labilidad, la posibilidad de huellas cambiantes… En definitiva, es la pregunta de Freud: ¿Qué es una huella?… ¿Es de una vez para siempre?, o ¿es posible lograr nuevas asociaciones o aún cambiar la huella? Y hoy sabemos que es posible cambiar las huellas. Y Freud anduvo por los dos caminos. A veces dice que todo está inscripto para siempre y otras veces dice que es posible cambiarlas.

 

Pero los conceptos freudianos de series complementarias y sobredeterminación son bien diferentes de la idea de una causalidad lineal…

F. Ansermet: Efectivamente, Para mí en Freud es diferente, en Lacan también. Lacan ha hecho una muy buena lectura del Proyecto de Freud en el Seminario 2, en el 7, en el 11, en el 20… Lacan ha tomado lo descrito por Freud, de que al principio está la percepción, luego el signo de la percepción, luego el inconsciente y finalmente la conciencia El principal campo de investigación de la psiquiatría infantil y de la reflexión psicoanalítica es la cuestión del signo de la percepción, el primer contacto entre lenguaje y materia viva y Lacan lo trabaja en distintos lugares y va cambiando su punto de vista. Para mí, el signo de la percepción es el significante. Esto es muy interesante para la investigación, porque el significante es equívoco mientras que el signo es unívoco. Pero el significante es multívoco lo que significa que está abierto a diferentes destinos para las huellas y para el significante. El hecho es que si Ud. considera que el significante es equivalente a la huella, Ud. puede discutir también la cuestión del lenguaje y de la estructura del lenguaje, y la cuestión del equívoco significante en la reasociación de las huellas a través del mecanismo de la plasticidad y de re-consolidación.

 

Uds. Proponen una definición de psicoanalista como practicante de la plasticidad?… ¿Cuáles son los efectos de las palabras en la práctica clínica?

P. Magistretti: Las palabras pueden disparar las representaciones y experiencias y estas experiencias son percibidas por el sujeto aún si son generadas por un insight y luego se vuelve como cualquier otra experiencia, que puede dejar una huella e interactuar con otras huellas.

 

¿Piensa que es equivalente al efecto de un neurotransmisor?

P. Magistretti: Las palabras pueden evocar una representación o una experiencia. Si yo digo una palabra que va a impresionarla o sorprenderla, Ud. va a reactivar una experiencia pasada utilizando los mecanismos neurobiológicos de neurotransmisión y va a tener los mismos efectos que una experiencia externa. Si una palabra evoca una experiencia interna, esta experiencia interna es percibida como una experiencia externa y los mecanismos que hacen que una experiencia cree una huella, que se produzca una interacción entre huellas, son los mismos que actúan con las palabras. Es la misma cosa. Las palabras evocan una experiencia, las palabras evocan representaciones que generan una experiencia.

 

Está Ud. diciendo que las palabras pueden tener un efecto similar al de una droga?

P. Magistretti: Sí, porque activa los mismos mecanismos biológicos que una experiencia real (mecanismos sinápticos, la plasticidad, etc.), todo lo que produce una experiencia externa es igualmente producido por una experiencia interna evocada por una palabra.

F. Ansermet: Es un hecho que el discurso puede modificar la red neuronal y producir cambios asociados a estados somáticos, lo que da cuenta de la pulsión. En función de esto, es que para las neurociencias, el psicoanálisis puede ser sumamente peligroso…. (Risas)

P. Magistretti: Más que una droga!!!!!

F. Ansermet: Él sostiene que es más seguro tomar una droga.

P. Magistretti: ¡Si! ¡Sí! (Risas) Es más seguro una droga porque es más controlable. Es una gran responsabilidad la que tienen los psicoanalistas porque no hay ninguna duda del efecto neurobiológico de las palabras. Las palabras muy importantes pueden modificar la red neuronal.

 

[1] Doctorado de investigación

[2] “Proyecto de psicología para neurólogos” – Sigmund Freud (1895)