Constanza Longarte. Especial para LA NACION LINE – Sábado 6 de marzo de 2004
La escuela brinda la posibilidad de incorporar conocimientos, valores, y hábitos culturales, pero también es un ámbito propicio para la detección de problemas de aprendizaje de diverso tipo.
La psicopedagoga Cecilia Kornblit, a cargo del portal www.xpsicopedagogía.com.ar explicó a LA NACION LINE que los trastornos que suelen aparecer en esta etapa se relacionan con las dificultades de adaptarse a las exigencias académicas.
Algunos chicos pueden tener inconvenientes para iniciarse en la lecto-escritura, en la resolución de problemas, en la comprensión, en el cálculo, o pueden manifestar una falta de concentración que le impide aprender.
Las causas de los problemas de aprendizaje son múltiples. Existen una serie de factores históricos, subjetivos, familiares o constitucionales que se combinan para que un niño, en una determinada escuela y espacio temporal tenga complicaciones para adquirir conocimientos. Por eso, no se pueden hacer generalizaciones sino que se deben tener en cuenta las características singulares a la hora de encarar un tratamiento.
Así lo reconoció Kornblit, que informó que el abordaje terapéutico generalmente se afronta desde lo lúdico. «Desde el juego se pueden trabajar distintas cuestiones que están condicionando el aprendizaje de ese chico», comentó la especialista.
El papel de los maestros en la detección de estas dificultades es muy importante. La psicopedagoga consideró que ahora los docentes están mucho más preparados para reconocer inconvenientes en la adaptación a la realidad académica y hacer derivaciones.
Pero, ¿cuáles son los signos que evidencian que un chico padece este inconveniente? Algunos de ellos son: dificultades para entender y seguir instrucciones, problemas a la hora de procesar o descifrar signos e información, obstáculos para recordar lo que alguien le acaba de decir, falta de coordinación al hacer deportes o realizar actividades sencillas, fácil pérdida del material didáctico, y conflictos en la lecto-escritura u operaciones matemáticas.
Otra de las cuestiones ligadas directamente con los trastornos de aprendizaje es la repetición del grado. Kornblit opinó que en algunas ocasiones puede servir para que el chico que no alcanzó determinados contenidos pueda reforzarlos e ingrese al grado siguiente con más herramientas, pero en otras oportunidades puede ser altamente traumático, porque pueden sentirlo como un fracaso.
Déficit atencional
Uno de los trastornos más comunes es el síndrome de défict atencional o ADHD, según sus siglas en inglés. El pediatra José María Moyano Walker, director del Centro de Estudios sobre Défict Atencional Infantil, señaló que el cuadro se caracteriza por impulsividad, hiperactividad y falta de atención. Se puede dar desde los tres años hasta la edad adulta, pero se diagnostica más en la edad escolar porque es más factible su detección.
No existe una sola teoría a la hora de definir las causas de este síndrome. Uno hipótesis lo atribuye a una predisposición genética, otra lo relaciona con la falta de neurotransmisores como la dopamina, que sirven para estimular la conexión a nivel neuronal y ayudan a inhibir los impulsos y mejorara la atención. Sin embargo, Moyano Walker expresó que el supuesto más aceptado en estos tiempos es el denominado multicasual, que establece que el trastorno se relaciona con una serie de causas que tienen que ver también con cuestiones familiares y sociales.
Así como no hay coincidencia en la definición del origen, tampoco existe una sola manera de encarar el tratamiento. El más común hasta hace unos años, y ahora bastante cuestionado, es el farmacológico, a través de una droga denominada metil fenidato, una anfetamina que estimula la secreción de dopamina. El director del Cedai advirtió que el suministro del medicamento puede ser muy peligrosos en chicos pequeños, e incluso puede alterar el crecimiento y modificar la talla adulta definitiva, si se lo suministra durante un tiempo prolongado.
Además, no está totalmente comprobado que la causa del ADHD radique en un déficit de dopamina. Por ello, muchos especialistas se inclinan más por un tratamiento personalizado e interdisciplinario, donde interviene el neurólogo, el psiquiatra, el psicopedagogo o el psicólogo. Y donde se atiende no sólo al chico sino a toda la familia, con directa comunicación con las autoridades escolares.
Pero el hecho del que un chico sea muy activo, travieso, inquieto y que no preste la suficiente atención, no siempre es síntoma del ADHD. Al respecto, Moyano Walker advirtió que uno de los graves problemas es el sobrediagnóstico, donde cualquier niño que presente estas características puede ser rotulado y medicado. «Un chico puede moverse constantemente y nunca está tranquilo, pero sin embargo esto no le dificulta su desenvolvimiento normal para la edad. Le va bien en el colegio, puede pasar sin ningún problema de grado. Muchas veces, se le diagnostica déficit atencional a un chico que es por demás travieso o que proviene de un sistema de límites familiar un poco débil».
Constanza Longarte. Especial para LA NACION LINE – Sábado 6 de marzo de 2004