Susana Passano

La Psicopedagogía surge alrededor de los años 1950 cuando en el ámbito del sistema educativo un sector más progresista comienza a interrogarse acerca de porqué algunos alumnos no aprenden en la escuela y reflexionan en relación a la posibilidad de recuperar a estos alumnos.

Si realizamos una mirada desde un enfoque histórico, mencionaremos la fundación de la carrera de Psicopedagogía en la Universidad del Salvador, en los años 1965/1966, cuando el clérigo Dr. Juan Rodríguez Leonardi, comprometido en la organización de la facultad de Psicología, piensa que debería haber una disciplina que fuese capaz de resolver los problemas surgidos en el aula con el aprendizaje escolar.
Es aquí, como del interior de la carrera de Psicología se plantea la creación de la carrera de Psicopedagogía, que en los comienzos no posee carácter universitario, sino terciario.

El 2 de mayo de 1966 ingresa oficialmente, una nueva carrera: Psicopedagogía.

Desde el comienzo, la Psicopedagogía es concebida a partir de lo educativo y más precisamente, del campo de la educación sistemática.
Aparentemente, surge por cuestiones problemáticas gestadas en el interior de la tarea áulica y que no podían resolverse con los conocimientos de que se disponía en Psicología, ni en Pedagogía.

Va adquiriendo significado mediante definiciones y aportes de especialistas que definen un marco contextual teórico desde el cual se posicionan para intervenir en las distintas situaciones planteadas
La Psicopedagogía nació como un quehacer empírico, a partir de la necesidad de atender niños con problemas de aprendizaje escolar. Hasta ese momento, las causas eran estudiadas por la Medicina y la Psicología.
En los comienzos, dependía de estas disciplinas, pero con el tiempo se fue perfilando como un conocimiento que construyó un objeto de estudio propio: el sujeto en proceso de aprendizaje.

No fue fácil encontrar el nombre a esta carrera, se afirmaba que debía ser Psicología Pedagógica, pero se advertía como una asignatura dentro de un plan de estudios o bien una de las modalidades de la carrera de Psicología.
Esta separación, unión, entre psicología y pedagogía constituyó la dificultad mayor de integración en la práctica, referida a la atención clínica del niño con dificultades en su aprendizaje escolar.
Algunos epistemólogos y estructuralistas afirman que el sentido de un término se adquiere contextualmente por su empleo en el marco de una teoría. Quizá a partir de esta idea pueda plantearse que la Psicopedagogía se define a través de un proceso histórico encuadrado por teorías que avalan una práctica profesional y que permiten dar cuenta, acerca de qué hablamos, cuando hablamos de Psicopedagogía.

Hoy, definiremos Psicopedagogía como una disciplina dedicada al diagnóstico, tratamiento y prevención de las dificultades de aprendizaje escolar y de aprendizaje en sentido más amplio.

Algunas preguntas acerca del encuadre teórico que avala la práctica en psicopedagogía clínica en la atención del paciente con problemas de aprendizaje escolar.

¿Qué relación mantiene la Psicopedagogía clínica con algunas líneas teóricas?
¿Es posible traducir un concepto elaborado en un cuerpo teórico y trasladarlo a otro?
¿Es la psicopedagogía una ciencia?
¿Desde qué posición se responde a estas preguntas?

Las preguntas preparan el terreno y abren el marco de referencia para pensar estas cuestiones.

Se trata de formular el desarrollo del enfoque teórico, tratando de indicar cómo se obtienen los conocimientos y cuáles son las razones que nos llevan a adoptarlos.
Desde la intervención, en la clínica psicopedgógica, este es el problema crucial.

En el transcurso de la práctica profesional desarrollada durante varios años, surge cierta situación variable, a veces conflictiva y crítica con respecto a la decisión de elaborar un encuadre teórico que avale la práctica, situación que se mantiene en el tiempo y que representa un proceso de construcción de dicho encuadre. Alguna de las causas se encuentra probablemente a partir del quiebre del positivismo como única corriente teórica que condiciona el conocimiento científico. Frente a este quiebre surgen otras posibilidades y desde ahí, se empieza a transitar con fluctuación en cuanto a los marcos o encuadres teóricos.
Si siguiéramos reeducando al estilo tradicional, no estaríamos reflexionando acerca de estos temas.
La línea tradicional se pone en duda, por varios motivos, uno de ellos es porque en muchos casos ha hecho «agua», no ha sido eficaz, para abordar el problema de aprendizaje.
Quiero aclarar que no intento valorar ni procesos ni resultados, cuando digo «ha hecho agua», quiero expresar el cambio de posición que han generado otros esquemas conceptuales que aborda la Psicopedagogía en estos momentos, y que por ende han generado nuevos enfoques conceptuales en el interior de la misma.

Y, ¿ por qué se fue cambiando de posición?
En principio, los cambios propios del recorrido histórico en el conocimiento científico han generado nuevas formulaciones ante los problemas planteados. Por otro lado, se cree que lo nuevo superó a lo tradicional en la medida que dio respuestas más amplias y profundas, con más rango de verdad y que sirven de sostén y argumentación para avanzar en este terreno.
Esta idea, roza de alguna manera el concepto de «ruptura epistemológica» que utiliza Bachelard. Él piensa que, de pronto, un tanto inconscientemente, quienes sostienen una teoría comienzan a advertir relaciones que no corresponden al campo teórico en el que están acostumbrados tradicionalmente a trabajar, y esto los motiva a iniciar la creación de conceptos que los llevará finalmente a construir una teoría diferente de la cual se ha partido.
Este proceso de distanciamiento de la teoría inicial y de configuración de una nueva teoría, tiene en la mente del investigador distintas gradaciones, porque se produce por la paulatina acumulación de nuevas nociones y estructuras. Posteriormente en forma decidida y conscientemente, el investigador comienza a usar la nueva teoría a la vez que abandona la anterior y es en este punto donde se produce la ruptura epistemológica.

El control empírico es precisamente una de las situaciones que permite que se descarten unas y se apliquen otras teorías.

Modelos teóricos influyentes en psicopedagogía.

Hay diferentes modelos teóricos que en el campo de la Psicopedagogía nos llevan a considerar la realidad de la dificultad de aprendizaje escolar.
Las líneas más tradicionales, enfocan el diagnóstico y tratamiento, poniendo énfasis en la recuperación de aquellos temas que están vinculados directamente con el aprendizaje escolar. Por ejemplo, enseñar a leer, a escribir o abordar las disgrafías y disortografías, o las dificultades para razonar o para resolver sumas, restas, u otras operaciones matemáticas. Así es como organizan una tarea de recuperación y enseñanza de estos aspectos no aprendidos o mal aprendidos. El énfasis aquí está puesto en la enseñanza y el aprendizaje con la planificación de un programa tendiente a lograr ese objetivo. El programa consistirá en graduar ejercicios variados referidos a la dificultad concreta en la escuela, por ejemplo, si no es posible sumar se podrá comenzar con la idea de número para obtener la conservación de la cantidad y luego llegar a la suma.
Las líneas más modernas intentan vincular los problemas antes mencionados con la conducta en su totalidad, incluyendo, la historia de vida del sujeto, su familia, su escuela, su entorno, su estructura psíquica.
Aquí no hay planificación previa ni modelo terminado previamente, se construye avanzando poco a poco, y nunca se sabe de antemano hacia donde se llegará o como quedará «la pieza terminada». Si el paciente apuesta a que es posible, será posible.
Me parece oportuno traer aquí una idea que desarrolla Freud cuando habla a los futuros psicoanalistas. Toma las palabras de Leonardo De Vinci quien afirma que se puede operar como el pintor o como es escultor. Si operamos como el pintor, sobre el lienzo blanco colocaremos los colores que nuestro deseo indica; en cambio si operamos como el escultor deberemos ser cuidadosos y respetar los senderos o líneas que la piedra sugiere. Un uso inadecuado del cincel y el martillo pueden estropear la escultura.
El escultor irá descubriendo en cada golpe la escultura que, de algún modo, ya está en el interior de la piedra. Aquí se trata de intervenir en función de una suerte de acuerdo entre el escultor y la piedra. No ocurre lo mismo con la pintura.
Esta idea de Leonardo De Vinci, llevada al campo de la psicoterapia, plantea qué lugar ocupan el paciente y el terapeuta. Al estilo del escultor, el terapeuta descubrirá con el paciente lo que ya está, lo oculto, aquí no hay imposiciones, en todo caso, hay un respeto del terapeuta quien avanza junto al paciente hasta donde el paciente puede o quiere. El lugar del saber no está únicamente del lado del terapeuta, el paciente sabe que le pasa, hay que estar con él en el «descubrirlo».
Al estilo del pintor, el modelo terminado está más o menos pensado de antemano, siempre está la sorpresa, pero hay más control sobre la pieza, el pintor no ejerce ningún tipo de negociación con el lienzo blanco, le imprime lo que él quiere. En esta línea estaría la llamada reeducación o recuperación del problema de aprendizaje tratado al estilo tradicional. Aquí hay una planificación, el saber está del lado del psicopedagogo y hay un modelo terminado de antemano hacia el cual se deberá tender.
Estas diferencias, son interesantes para reflexionarlas a partir de adoptar una concepción básica desde la que se posicionará el psicopedagogo para construir un proyecto terapéutico con el paciente.

La Epistemología Convergente intenta hacer una confluencia de escuelas como el psicoanálisis, los aportes de Piante y de Pichón Riviere, tratando de conceptualizar al sujeto que aprende desde los aspectos afectivos, cognitivos y de su relación con el medio. Aquí el sujeto es mirado desde tres posiciones teóricas diferentes, separando lo intelectivo de lo social y de lo intrapsíquico. Entonces, desde esta posición se formula un diagnóstico y un tratamiento para los problemas de aprendizaje escolar.
Con la influencia de las diferentes líneas llamadas «Constructivistas», la Psicopedagogía adquiere diferentes modalidades de conceptualización y de intervención para la atención del paciente con problemas de aprendizaje escolar.
Por ejemplo, definiciones como: el sujeto aprende en relación con el objeto; la acción estructurante del sujeto sobre los objetos; el sujeto construye sus conocimientos cuando construye la realidad; los momentos iniciales del conocimiento son formas a priori, e ideas innatas. Estas definiciones, constituyen construcciones teóricas que la Psicopedagogía ha tomado como ejes importantes en la consideración del aprendizaje.
Estas líneas teóricas hacen aportes que permiten a la Psicopedagogía fundamentar, acerca de la formación de las funciones psíquicas superiores (memoria, representación, etc.) y de la relación de éstas con el conocimiento y el aprendizaje: el valor del lenguaje, del medio y de la cultura, del sujeto y del objeto en el proceso de conocer y aprender.
La influencia del positivismo -empirismo- se observa en esta orientación psicopedagógica tendiente a la recuperación de habilidades, funciones, o conductas, susceptibles de ser trabajadas con un plan de actividades preestablecido, a efectos de conseguir un resultado esperable y observable.
Transcurridos varios años de la fundación de la carrera y después de sostener una práctica profesional orientada a la reeducación de funciones para abordar el problema de aprendizaje escolar, se empieza a hablar del trastorno de aprendizaje escolar como síntoma. Término que no había sido mencionado hasta entonces. Se introducía acá un nuevo rumbo en la intervención psicopedagógica: la clínica psicopedagógica. Rumbo que además daba cuenta de que nuevas teorías se estaban manejando en este ámbito. Ya no se hablaba de reeducación, se hablaba de dilucidar el síntoma, descubrir los componentes emocionales en la vida del niño y su familia que generan la dificultad de aprendizaje. Se trasciende la consideración del sujeto como única categoría en la que se produce el problema de aprendizaje y se introduce la consideración de otros niveles como pueden ser la familia, la escuela y otras instituciones que participan en la vida del niño.

En este recorrido epistemológico en la constitución de la Psicopedagogía, diremos que los constructos con relación al concepto de ciencia, a veces transitan desde una transición entre un concepto de ciencia al estilo positivista que lentamente intenta cambiar hacia un enfoque actual e interdisciplinario.
El científico registra todo lo que observa y produce, desde lo que su teoría presupuesta le muestra como significativo.
Las teorías se convierten así en formas estructurantes de la experiencia.
El sujeto, o la situación observada por el psicopedagogo, es desde este punto de vista subjetiva y acotada, dado que el profesional observa, mira, e interviene, desde un lugar y una posición estructurada no sólo por las teorías científicas, sino también por su experiencia existencial y por su posición filosófica que asume en la vida y desde la que aborda el conocimiento y la realidad.
La idea que el sujeto se hace de lo que busca conocer depende del tipo de relación que establece entre el conocimiento, el saber y las creencias por un lado, y con la realidad, por otro. Rorty dice: «…nuestro esquema conceptual se interprete simplemente como una referencia a lo que creemos ahora, la reunión de las concepciones que constituyen la cultura de nuestros días.»

Las teorías a las que se adhiere, algo tienen de significativas con la historia y con la estructura psíquica y la personalidad del investigador.
La comunicación con las ideas, es la comunicación de la propia historia, con la teoría elegida.
En «Vida y obra de Sigmund Freud», a propósito de la decisión de Freud de estudiar medicina, dice, «Es así como se aprende cuánta verdad se encierra en la advertencia de Mefistófeles: es inútil tu continuo vagar de una a otra ciencia; cada hombre sólo aprende aquello que es capaz de aprender.»
La dinámica del aparato psíquico, la historia del sujeto, donde cada escena adquiere un sentido propio y particular, lo condicionan de alguna manera para adherir a algunas disciplinas, a algunos datos del mundo que lo rodea.

Si bien se cuenta con un bagaje desde el cual el investigador se posiciona para mirar, también es cierto que en esa mirada se producen fisuras, espacios vacíos, preguntas que no hallan respuestas, entonces, es aquí donde la falta que acusa el investigador promueve el crecimiento de la ciencia, donde de alguna manera, se pone en marcha un movimiento hacia lo desconocido que amplía la plataforma desde la que se posiciona. Se enriquece el contenido teórico, la práctica, la observación, se amplía el conocimiento científico.
Esta cuestión introduce la problemática de la objetividad en el conocimiento científico.
El conocimiento científico no es por tanto objetivo, sino que deriva de una conjunción de actividades que corresponden al sujeto, con otras que la realidad le impone. La objetividad de la ciencia se pone de manifiesto cuando el método científico elimina ciertas teorías y aplica otras, y no precisamente por nuestra actividad subjetiva
Precisamente, el método científico impide que la ciencia se transforme en opiniones e ideologías, cambiantes según los hombres.
Esta afirmación acerca de que el método científico posee una metodología que le otorga objetividad le da al pensamiento científico un carácter de racionalidad.
Entonces, el empleo metódico de estructuras lógicas, la actividad del científico sobre la base de ciertos procedimientos y el respeto a la experiencia como cuestión para sostener ciertas afirmaciones, separa el conocimiento científico expresado por medio de teorías, del conocimiento cargado de creencias, ideologías.
Así, la objetividad de la ciencia estaría definida en parte por su racionalidad

Por último, La selección, por parte del profesional del cuerpo teórico con el que fundamentará su intervención es una decisión que lo posiciona en el lugar desde el que dará cuenta de sus abordajes clínicos.

Bibliografía

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Susana Passano – Psicopedagoga