Crece entre los menores de 14 años el consumo de drogas y de alcohol
Georgina Elustondo – Clarín – Martes 26 de Junio de 2007

Dicen los expertos que los niños llaman la atención y piden ayuda como pueden, en general sin palabras que lo expliquen claramente. Pero el mensaje —la señal, el síntoma— asoma irremediablemente. Si un chico sufre alguna forma de violencia o abandono, si desconoce autoridades, si le faltan nutrientes alimentarios y/o emocionales, si no choca sus impulsos contra límites que lo encuadren, si no puede entregarse a la conducción y protección de un adulto, los problemas se instalan desde temprano: uno de ellos, el consumo de drogas o el riesgo de generar más adelante una adicción.

Soledad. Desintegración familiar. Decadencia de la función parental. Deserción escolar. Falta de límites. Son las causas que se esconden detrás de una noticia que obliga a reflexionar: datos oficiales y de ONG coinciden en que bajó la edad de inicio y creció el consumo de drogas legales e ilegales en los niños y advierten que las conductas que anticipan un riesgo de futuras adicciones se multiplican en todos los sectores sociales.

La tendencia preocupa a funcionarios y expertos en adicción. «Asusta pensar qué futuro tiene parte de nuestra infancia. Hace diez años un niño en tratamiento por uso de drogas era excepcional: hoy, un tercio de los menores internados en nuestros centros tiene menos de 14 años. Recibimos chicos cada vez más chicos», confió Rubén González, titular de la Federación de ONG para la Prevención y Tratamiento del Abuso de Drogas (FONGA), que reúne a 60 comunidades terapéuticas.

La mayoría de esos chicos —que consumen alcohol, pegamento y/o paco— son pobres, víctimas inocentes de vidas marginales en las que la droga se suma como remate a una situación de exclusión social previa. Pero el consumo de drogas no es patrimonio de los sectores más postergados. Un flamante estudio de la Secretaría de Atención a las Adicciones bonaerense se metió de lleno en el tema y alumbró novedades que, según reconoció Patricia Segovia, su titular, obligan a redefinir las campañas de prevención y ajustar la mira sobre los preadolescentes: «El salto entre los 11 y los 12 años es enorme. Al comparar con estudios previos vemos que a los 12 llegamos tarde».

Surge de una Sonda Epidemiológica sobre Conductas de Riesgo en Niños, realizada en 31 escuelas bonaerenses (ver Respuestas…). Entrevistaron a 1.451 chicos de un promedio de 11 años. «Nos sorprendió encontrar en esta franja que si bien el consumo es bajo, hay conductas de riesgo que indican que pueden llegar a consumir más adelante. Es lo que llamamos consumo seco», explicó Segovia. «Hablamos de niños entre los que aparece, por ejemplo, que casi 4 de cada 10 tomaron alguna vez alcohol en el último año y que un tercio iría igual a una fiesta donde sabe que algunos usarán paco o marihuana».

El doctor Hugo Míguez, especialista en adicciones e investigador del Conicet, subrayó la importancia de atender a estos resultados. «Es crucial empezar a hacer foco en los chicos de 10 y 11 años, porque hasta ahora permanecían al margen de la atención y este monitoreo demuestra que estos chicos no están fuera de peligro. Participan de representaciones, ideas y creencias que los ponen en situación de riesgo», comentó.

«Que tantos chicos de 11 años decidan quedarse en un lugar donde saben que se consumen drogas implica que hay un alerta que no llegó y, por lo tanto, se exponen —destaca Míguez—. Lo mismo ocurre con otros datos: a uno de cada diez chicos de esa edad le han ofrecido drogas alguna vez y el mismo porcentaje tiene un amigo o compañero que se droga. Hablamos de una franja etaria que permanecía al margen del tema drogas. Hoy ya no les resulta desconocido ni ajeno».

Segovia insiste en que por más que el uso de alcohol no sea frecuente, el contacto tan temprano con la bebida es preocupante. «La cultura actual favorece las conductas adictivas y predispone al consumo. Muchos programas de televisión están influyendo a los pibes y ni las autoridades, ni la familia ni la escuela estamos pudiendo contrarrestar ese estímulo masivo. Hay que proteger a los chicos y hablarles cada vez más temprano para que puedan desarrollar un juicio crítico y cuidarse».

Lo arrojan las estadísticas. La edad de inicio en menores en situación de exclusión social promedia los 10 años. En general, arrancan con pegamento. En la clase media consumen por primera vez a los 14: el debut suele ser con marihuana. El contacto con el alcohol es bastante antes.

Para Claudio Santamaría, al frente del Instituto Superior de Ciencias de la Salud, a los mayores índices de consumo en niños se suma un «dato muy grave: recorremos escuelas públicas y privadas de Capital y GBA y tenemos varias denuncias de chicos que dicen que les venden drogas en el colegio, y no sólo los compañeros sino también celadores y docentes. Es tremendo. Dos intocables, la escuela y los niños, dejaron de estar al margen de estas cosas».

Georgina Elustondo –
Clarín – Martes 26 de Junio de 2007